El sistema eléctrico español: características y próximos retos
El sistema eléctrico engloba todas las fases por las que pasa la electricidad: desde la generación hasta el consumo final. Un proceso complejo donde intervienen múltiples actores y sobre el que siguen existiendo dudas pese a estar tan presente en nuestro día a día. De hecho, todos hemos escuchado la famosa frase de «Si te han explicado el sistema eléctrico español y lo entiendes, es que te lo han explicado mal». Desde Vector Renewables queremos informarte. Así que, ¡empecemos!
¿Qué fases tiene el sistema eléctrico?
El sistema eléctrico español dio un vuelco regulatorio en 1997, con la Ley del Sector Eléctrico 54/1997, reformulada por la Ley 24/2013, que reestructuró y separó todas las actividades que forman parte de este proceso. La generación, el transporte, la distribución y la comercialización pasaron a ser actividades separadas e independientes.
1. Generación. Como su nombre indica, el primer paso es producir la energía eléctrica que luego llegará al consumidor final. Los lugares en los que se genera la energía son las centrales eléctricas, más o menos eficientes en función de su tipo. Así encontramos los parques eólicos, las plantas fotovoltaicas, las centrales hidroeléctricas, las centrales termosolares, las plantas de biomasa y las plantas de biogás, si hablamos de energía renovable.
Pero también encontramos centrales eléctricas no renovables dentro del sistema eléctrico (que usan combustible fósil para producir energía).
En el caso de España, la generación de electricidad está regulada por el Estado, pero es una actividad liberalizada, lo que significa que cualquier persona o empresa puede generar electricidad, verterla a la red y venderla.
España además ha sido un referente en integración de las renovables en el sistema eléctrico. Concretamente en el año 2021, la generación de electricidad en España liberó 35,96 millones de toneladas de CO2, frente a los 36,13 millones de toneladas de 2020. Este dato se espera que siga mejorando en los próximos años, teniendo en cuenta los objetivos adoptados en el PNIEC, donde se contempla que para 2030 el 74 % de la generación eléctrica debería ser producida a partir de fuentes renovables.
2. Transporte. Durante esta fase se lleva la energía a los lugares de consumo de forma rápida y segura.
La electricidad viaja desde las centrales eléctricas, por la red de transporte (grandes torres de alta tensión), hasta las subestaciones de las distribuidoras eléctricas.
Esto condiciona de forma directa el resto de las fases del sistema eléctrico, puesto que necesitamos transportar la electricidad a los distribuidores, justo tras la generación de esta.
Además, la dificultad de almacenar la energía eléctrica a gran escala implica que la producción esté sujeta a la demanda, por lo que tendríamos que exportar toda aquella energía no consumida. Sujeta a esta demanda se genera un algoritmo que estima con bastante exactitud las necesidades de generación para el futuro.
Previamente a inyectar la energía a la red de transporte, se procede a elevar la tensión desde la de generación —que normalmente oscila entre los 6-18 kV— hasta la de la red de transporte —que puede ser 110, 132, 150, 220 o 400 kV—. Este paso se realiza en grandes subestaciones transformadoras a la salida de las centrales, y obedece a una razón de eficiencia; cuanto más alta sea la tensión a la que transportas la electricidad, menor será su intensidad, y por tanto las pérdidas en forma de calor en el cable conductor, algo que se conoce como «efecto Joule».
Red Eléctrica de España (REE) es el gestor único de la red de transporte, en régimen de exclusividad. Entre sus atribuciones destacan la operación y el mantenimiento de la red de transporte, la ampliación de esta y la gestión en tiempo real de la demanda de electricidad, con una comunicación continua con los generadores para que entren a funcionar o paren, según sea el caso de demanda. REE también facilita información de las interconexiones, la indisponibilidad de los generadores o la previsión de la energía que se generará.
3. Distribución. En esta tercera fase del sistema eléctrico, la red de transporte suele llevar la electricidad hasta las zonas próximas a núcleos de población, donde una subestación eléctrica reduce su nivel de tensión hasta niveles comprendidos normalmente entre 1 y 66 kV (también podemos encontrarnos tramos de red de distribución a tensiones de 110, 132 o 150 kV ocasionalmente). Desde estas subestaciones parten las redes de distribución, que llevan la electricidad hasta los hogares, negocios e industrias de los diferentes municipios.
Como último paso, las redes de distribución tienen dentro de los núcleos de población varios centros de transformación que reducen el nivel de tensión desde 1-66 kV a tensiones aptas para el uso doméstico (230 o 400 V). Las distribuidoras eléctricas también cumplen con la función de hacer las lecturas de los contadores de los clientes y trasladarle a la comercializadora la energía que debe facturarle a cada cliente. También son los responsables de mantener en correcto estado las instalaciones y los equipos de medida, así como de responder con rapidez ante los cortes de suministro. Actualmente en España existen 336 distribuidoras, y se trata de un sector no liberalizado, lo que significa que de momento no se pueden crear nuevas.
4. Comercialización. Durante esta fase se vende la energía a los clientes finales. Las comercializadoras compran energía en el mercado eléctrico o llegan a acuerdos bilaterales con generadores para obtenerla y posteriormente venderla a los clientes a un precio pactado. La comercialización está liberalizada y cualquiera puede crear una comercializadora. Existen dos tipos de comercializadoras:
- Comercializadoras de referencia o mercado regulado. Estas comercializadoras están autorizadas por el Gobierno y ofrecen el precio voluntario para el pequeño consumidor y el bono social eléctrico.
- Comercializadoras de mercado libre. Este grupo de comercializadoras venden energía a precios que están basados en la libre competencia.
Próximos retos para el sistema eléctrico
• Integrar eficazmente toda la generación renovable que se espera en los próximos años según la planificación del PNIEC no es una tarea sencilla. El plan prevé para el año 2030 una potencia total instalada en el sector eléctrico de 161 GW de los que 50 GW serán energía eólica, 39 GW solar fotovoltaica, 27 GW ciclos combinados de gas, 16 GW hidráulica, 9,5 GW bombeo, 7 GW solar termoeléctrica y 3 GW nuclear, así como capacidades menores de otras tecnología. Por tanto, para cumplir con este esquema, se necesitará reforzar y ampliar las redes de transporte y distribución, lo que permitirá que haya más nodos de evacuación de la energía.
• Otro punto importante es la interconexión con nuestros vecinos europeos; ya en el 2002 la Unión Europea fijó como objetivo para todos los Estados miembros un mínimo de un 10 % de ratio de interconexión para 2020 (este ratio es la suma de las capacidades de importación frente a la potencia de generación instalada). En marzo de 2022, España se encontraba muy por debajo de este objetivo, ya que no había alcanzado el 6 % de interconexión. Justo ese mes, tras conocer el impacto de la guerra de Ucrania, se puso de manifiesto la importancia vital que tiene la interconexión para garantizar un suministro energético y estabilizar los precios.
• Para lograr una integración óptima entre las redes de transporte y distribución y la generación renovable, tampoco podemos olvidarnos de la inversión en digitalización de las redes. Elementos como supervisores avanzados de alta, media y baja tensión, equipos para la sensorización y monitorización de la red, sistemas de almacenamiento, equipos y sistemas de comunicaciones asociados al telecontrol, etc., permiten llevar a cabo una correcta gestión e integración de la demanda.
¿A qué otros desafíos crees que se enfrenta el sistema eléctrico español? Si necesitas más información, no dudes en ponerte en contacto con
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